La irrupción de las bicicletas eléctricas ha llegado como una ola que no por esperada ha sido menos contundente. Sin duda la bajada de precios de las e-bikes, ante solo asequibles para bolsillos pudientes, ha permitido en mayor o menor medida, universalizar su presencia.
Aún así, muchos ciclistas prefieren optar por re-convertir su bicicleta antigua en una eléctrica a través de la incorporación de kits. Hay tres razones fundamentales para explicar el reaprovechamiento, el primero es sentimental ya que a menudo la bicicleta es una extensión del ciclista. Por otro lado el factor precio empuja a muchos a sumarse al movimiento eléctrico pero con una opción más barata ya que hay kits que abaratan hasta el 50% con respecto a las e-bikes más económicas. Finalmente está el componente que tocamos en éste artículo, la sostenibilidad.
En qué consisten los kits de conversión
Los kits de conversión a bicicleta eléctrica están formados principalmente por cuatro componentes básicos: el motor, el controlador, la pantalla LCD y la batería. si bien es cierto que suelen venir acompañados de otros accesorios.
Son muchas las marcas que van surgiendo como posibles opciones de kits, entre las que hay propuestas de HIRAM, Bafang, L-faster, Moma Bikes, Hansemay, OUKANING, Lixada, NCM, Leynatic, X-go, Voilamart o incluso Decathlon.
Tipos de kits de conversión a bicicleta eléctrica
Podemos encontrar diversos tipos de kits de conversión a bicicleta eléctrica, pero los dos más habituales son:
Kit con motor central: El cambio se basa en sustituir el eje de los pedales y los platos por uno que gestiona la energía proporcionada por el motor y que aplica la fuerza directamente sobre el eje de los pedales.
Rueda eléctrica para bici: Éste kit cambia una de las ruedas por una rueda eléctrica para bicicleta. La rueda tiene el motor integrado en el buje y proporciona la fuerza sobre dicha rueda. Existen versiones tanto para rueda delantera y trasera
Si hablamos de eficiencia, el mejor es el motor integrado en el eje de los pedales, siendo el habitual en las bicicletas eléctricas de montaña. El kit que se usa con el sistema de rueda eléctrica es más indicado para bicicletas de paseo y urbanas.
Kits y sostenibilidad
A veces el debate es necesario, y más cuando el tránsito hacia las energías renovables supone una menor dependencia de los combustibles fósiles y por ende una contribución al medio ambiente. Sin embargo la moda de las bicicletas eléctricas está llevando a que todo el mundo se quiera sumar sin pensar en lo que puede suponer.
El coste de la huella ecológica de la producción de las bicicletas es algo que no se suele tocar a la hora de analizar su consumo. Para empezar, la mayor parte de las bicicletas producidas (incluyendo las clásicas, las de pedaleo asistido y las 100% eléctricas o incluso monopatines) se fabrican en Asia. Son fábricas cuyos trabajadores no siempre cuentan con salarios dignos, o condiciones de trabajo saludables.
Los efectos de la globalización y del consumo desaforado llevan a picos de superproducción que acaban llevando a la explotación de materias primas sin control. Es cierto que algunas marcas están apostando por la transparencia, incluso demostrando que el montaje y fabricación se hace en los países occidentales. Entre ellos encontramos iniciativas de bicicletas eléctricas españolas a las que apoyamos por su filosofía.
Por otro lado, la gestión de residuos es otro de los efectos del cambio constante de bicicletas, creando auténticos vertederos de bicicletas, cuyos materiales no siempre se pueden reciclar.
Un estudio de 2010 del Massachusetts Institute of Technology (MIT), realizado por Shreya Dave -licenciada en Ingeniería Mecánica y Tecnología y Política en dicha universidad-, mostró una estimación del impacto ecológico del uso de la bicicleta, desde su fabricación hasta la función de transportar al ciclista a su puesto de trabajo. Según la autora, la huella ecológica media era de 33 gramos de CO2 por pasajero y milla recorrida. Frente a los 85 gramos de CO2 por pasajero y milla recorrida en autobús, a 126 gramos para un desplazamiento en tren, 210 gramos para un Boeing 737, o 382-619 dependiendo del vehículo de cuatro ruedas, seguiríamos estando muy por debajo del impacto ecológico. Sin embargo el impacto existe, y por eso cada vez que se compra un bicicleta nueva estamos incrementando ese efecto.
Estos estudios no miden además el origen de los componentes. El caucho, el aluminio, el acero, o la fibra de carbono salen de minas, yacimientos o fábricas, que a su vez son fruto de procesos que agreden en mayor o menor medida al medio ambiente.
UNA ELECCIÓN MUY PERSONAL
A continuación hacemos unas preguntas que pueden servir para pensar si es mejor comprar una bicicleta eléctrica nueva o decantarse por un kit.
¿Tienes una buena bicicleta?
Si ya tienes una bicicleta que te ha costado Dios y ayuda y aún está en buen estado, no necesitas comprar una nueva bicicleta eléctrica. Puede convertir tu bicicleta existente en una bicicleta eléctrica utilizando un kit de conversión.
¿Tienes espacio limitado en tu casa, garaje o trastero?
Si solo tienes espacio para una bicicleta y desea conservar tu bicicleta actual, convertirla en una bicicleta eléctrica evita tener que renunciar a ella. El kit de conversión agrega un poco de peso, pero la bicicleta eléctrica convertida ocupará el mismo espacio.
¿Tienes un mínimo de maña?
Los kit de conversión no son complicados para instalarlos, pero como requieren maña, tiempo y a veces dejarse asesorar o ver tutoriales. Puedes integrarlo tú mismo o acudir a un mecánico de bicicletas para obtener ayuda adicional.
¿Quieres ahorrarte unos cientos de euros?
La elección de un kit de conversión es más barata. Las bicicletas eléctricas nuevas costarán más.
Planteados éstos puntos, ¿es una buena elección comprar bicicleta eléctrica nueva o tratar de adaptar nuestra bici clásica al universo eléctrico con un kit? ¿Tú qué opinas? ¿Kit, bicicleta eléctrica nueva, o seguir dando al pedal sin asistencia?